lunes, 31 de diciembre de 2007

LA NOTICIA/009

DEL INFIERNO AL MÁSTER (resumen del reportaje de Begoña Arce en El Periódico 14/12/2007)
Nació entre la miseria. Robaba para comer. Soñaba con estudiar. La vida de Sammy Gitau (keniano de 35 años) es lo más parecido a un cuento navideño de Dickens. Ayer se graduó en Desarrollo Internacional por la Universidad de Manchester. "Es una sensación estupenda, es maravilloso. Ha sido un logro personal, pero también la prueba de que es posible tener éxito, incluso cuando vienes de un lugar del que se piensa que no puede llegar nada bueno". Gitau era el mayor de 11 hermanos y la familia subsistía de fabricar licor ilegalmente. A los trece años presenció el asesinato a martillazos de su padre. Obligado a mantener a los suyos, comenzó mendigando comida y buscando restos de metal para poder venderlos. El paso siguiente fue robar. Después llegaron las drogas, el trapicheo y el consumo. Una sobredosis de cocaína le dejó en estado de coma y con un pie en la eternidad. Tan trágica experiencia iba a cambiarlo todo: "hice un pacto con Dios. Le pedí que me sacara de esta y a cambio le prometí volver al barrio y hacer todo lo posible para impedir que los niños cayeran en el mismo tipo de vida que yo llevé hasta entonces". El acuerdo funcionó y del hospital saltó a colaborar con oenegés que tratan de rescatar a los chavales desaparecidos. Al mismo tiempo se dedicó a estudiar cualquier curso gratuito que cayera en sus manos y se convirtió en profesor, fundando en Mathare un centro para aprender a hacer jabón o a confeccionar un traje. Un día, en una papelera halló un folleto de la universidad de Manchester con reseñas sobre cursos para extranjeros sin recursos. El folleto estuvo dos años en la estantería de su casa, tentándole. Los funcionarios de la Unión Europea de Kenia le animaron a pedir una plaza y le ayudaron a superar los obstáculos. Primero llegó la aceptación y la concesión de la beca. Y las resistencia del servicio de inmigración británico que, tras una batalla legal de meses, se resolvió a su favor, pero la beca había expirado. Finalmente, gracias a los donativos de la gente que habían conocido su proyecto en Kenia aterrizó en Manchester hace dos años y llegó a una Universidad donde nunca habían tenido un alumno como él. "Nunca habíamos aceptado a nadie sin estudios primarios y no creo que hayamos aceptado a nadie sin estudios secundarios. Así que, lo que ha logrado es algo monumental", señala el director del programa en que Gitau se graduó ayer. En Kenia, hoy, es el héroe del los 20.000 niños integrados en sus proyectos, que también quieren que su historia tenga un final feliz.

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