viernes, 14 de noviembre de 2008

RECORTES DE PRENSA/015

LA MIRADA DE LA CALLE Texto: Juan Royo
Foto: Juan Lemus (en Moneda Única.
Octubre 2008)
El pintor, ilustrador y dibujante de cómics, Miquel Fuster (Barcelona, 7 de febrero de 1944) fue ponente en el último encuentro de participación de personas en situación de pobreza en La Unión Europea, celebrado este verano en Zaragoza. Pero, ¿qué pinta un artista en este tipo de eventos?. Miquel pintó su testimonio. xxxEste barcelonés pasó quince años de su vida en la calle, alternando las pensiones y los albergues, con los cajeros automáticos, los cartones y las estaciones de trenes y autobuses. Parece imposible creer que Miquel Fuster —cuya obra distribuía en el extranjero en los años sesenta la agencia Selecciones Ilustradas del legendario Joseph Toutain— llegara a ser un indigente que mendigaba unos tretrabriks de vino a los turistas a cambio de cuadros taurinos en el catalán barrio de Sants. A pesar de nunca firmar cómic de autor, Miquel gozó de una vida de éxitos profesionales desde muy temprana edad. Su don, la pintura, le permitió el reconocimiento profesional y la admiración de sus allegados lo que unido a su carácter extrovertido, vividor, generoso, mujeriego... le hicieron derrochar su fortuna. «Amigos del alma, y mujeres que dijeron amarme me hicieron creer que yo era Dios» reconoce, sin embargo, sin ningún rasgo de amargura ni rencor. xxxEn la actualidad se encuentra rehabilitado gracias a la Fundación Arrels y en octubre acabará la desgarradora novela gráfica de su vida y que previsiblemente será publicada por una entidad financiera. Su obra reciente es un verdadero ejercicio de redención. En cada cuadro, Miquel revive dramáticos acontecimientos de su vida. Como aquellas mujeres que le amaron y a las que amó. xxxY aquellas que las drogas le arrebataron. Como la violencia y el miedo, la incomprensión y el desprecio de las personas en cuyo mundo feliz no caben despojos ni alteraciones del orden establecido. xxxComo la rama del árbol que veía —cuando el amanecer le despertaba en el frío suelo de la montaña barcelonesa, a la que huía muchas noches en el tren de cercanías de Les Planes— y que en su delirio interpretaba como una soga de un reo. «A pesar de lo que he tenido que pasar estos años en la calle, jamás me arrepentí en absoluto de esos años» dice. Y es que Miquel es orgulloso y también agradecido. A la Fundación Arrels le debe la vida. Y con su pintura y sus ganas de vivir está pagando su deuda.
Reflexión
No voy a hablar de Miquel porque ya hablo bastante de él (y con él, que es más peliagudo). Voy a hablar de Juan Royo, al autor del artículo, porque —lejos de mí cualquier pretensión aduladora y gratuita— me ha impresionado. Enumero: su elegancia en la redacción, por fresca y ajustada; su capacidad de retrato literario porque traza perfectamente todas las facetas de Miquel sin dobleces ni florituras; por saber descubrir con la misma naturalidad el pasado de éxitos, el paréntesis de decadencia y su actual resurrección (tengo la misma sensación de mi propia trayectoria); por plasmar, con claridad meridiana y pluma milimétrica, la calidad artística humana del personaje; por su osadía al incrustar, con lujo de maquetación y estilismo, este artículo en una revista couché de economía que, supongo, entra por las jambas de los altos despachos financieros. Gracias, Juan Royo, por poner a Miquel en el sitio que se merece, con sus crueldades y sus ternuras. Gracias porque el ostracismo sufrido por tantos y tantos como él ha sido inhumano e injusto. Has roto una lanza en un campo de molinos de viento a los que la sensatez de nuestra locura acabará derrotando. xxxLo de vividor y mujeriego lo podríamos matizar tomando un café; lo de extrovertido y generoso lo certifico yo que, si no lo he parido, sí lo amamanto (y él a mí) de ilusiones en nuestra etapa, no sé si más productiva, pero sí más sincera. xxxHas abierto un camino; ahora esperemos muchos valientes que lo sigan y el muro de cristal... segur que tomba, tomba, tomba i ens podrem alliberar (L. Llach).

miércoles, 12 de noviembre de 2008

LA COLUMNA/015

UN HECHO PUNTUAL, UN HECHO AISLADO
Desayuno, como siempre, café con leche, galletas y... el periódico (lo primero me lo tomo, el diario lo devoro). En pocas páginas una sucesión de noticias —agresión a una maestra, ataque a un médico, enfrentamiento entre madres de alumnos—­ con un denominador común: los portavoces de los centros involucrados califican los hechos de “puntuales y aislados”. Es así todos los días, mes tras mes, in illo tempore et per saécula saeculórum. XXXEntiendo lo de puntual por su fidelidad cotidiana con la prensa. A lo de aislado no le encuentro parangón en ningún baúl de la literatura. Porque me parece que la redundancia descalifica los hechos como puntuales y aislados y los convierte en recalcitrantes e inquietantes. Entonces hay que pensar en que son consecuencia de... XXX...conecto aquí con el caso —¿puntual y aislado? — de la cremación y muerte de Rosario Endrinal “la víctima del cajero”, del que me he abstenido de opinar hasta no disponer de suficientes elementos de juicio. Tanto se ha escrito (me falta leer el libro de Arturo San Agustín La noche que mataron a la mendiga —¿quién a tan certera pluma ha colocado tan desdichado título?—) que dudo hacerlo sin reincidir en tesis ya desarrolladas. Lo hago porque no he visto reflejado o se me ha pasado por alto, entre tanta letra impresa, el sentimiento que albergo desde que se conoció el incidente (¿?): que en el banquillo para dos (realmente tres) faltaban plazas y faltaban acusados. Los hechos ­—debidamente demostrados en sus vertientes más alevosas y sancionados, hoy me entero, con ejemplares 17 años de reclusión— son obra y desgracia material de los tres inculpados pero, como en los casos citados al principio, consecuencia de... XXX...sigamos a Ariadna y Teseo tirando del hilo: ¿y la educación, la familia, el entorno, la sociedad, la laxitud moral, la artrosis penal, la carreta de bueyes judicial, el sistema en definitiva? ¿Cómo tolerar que ese entorno y su defensa reduzcan todo a inconsciencia juvenil y desproporción entre la intencionalidad y el daño causado? Quizá haya parte de razón porque, como he dicho, en el banquillo faltaban también el alarde de violencia —televisión y videojuegos—, la facilidad de instruirse y recabar apoyos —¿vía internet?— y sus promotores. Otra vez al final del hilo emerge el sistema. El sistema ¡sí!, el denostado y ancestral pozo que nos sirvió antaño para cargarle con todas las culpas, si lo entendemos como un ente que creamos entre todos, entre todos le damos forma y lo consagramos, todos nos encargamos de envilecer y dignificar; entonces sí, el sistema faltaba en el banquillo de los acusados y una fiscalía especial solicitando penas para todos por haber concebido y mal parido un sistema irresponsable y voraz sin prever que nos acabaría engullendo (¿hablamos de economía y previsión?) XXX...es tan complejo. Hasta lástima siento por los acusados —plena juventud tronchada— que ahora pasarán a ser víctimas de un sistema penitenciario que los envilecerá más si cabe. Puede que estemos a tiempo de enmendar y para eso sólo sirve la reflexión, individual, de todos. La mía me ha llevado a picotear en sensaciones de muchos sucesos sin poder ni querer ahondar en ninguno. Estaba pensando en alto mientras contemplo la foto (que tomo en préstamo de Desde la calle) de Rosario que se comenta por sí sola. Es esa mirada no podía caber afán torticero ni rencor. Quien ha vivido en la calle sabe que la amenaza nunca es puntual y aislada. Es y punto.

LOS PINTORES/015

AUTORRETRATO DE MIQUEL
Regalo de Miquel Fuster so seria advertencia de aplastarme con las siete plagas de Egipto y los cuatro jinetes del Apocalipsis al alimón, si lo comento con alguna ocurrencia frívola. Y su lapidaria frase: “de la indigencia no se hace broma”. Acato y asumo sus premisas, los trazos del dibujo hablan solos. Yo no comento, es culpa suya que aun así me haya dado pie a redactar seis líneas (la tentación no ceja).

lunes, 10 de noviembre de 2008

LA FRASE/014

A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas, y entonces hay que saber decidirte por la más hermosa (Marice Maeterlink)
Reflexión
Aplicable a muchas de las situaciones que nos a tocado vivir y, por qué no, también a los avatares sentimentales (ver pena de amor). Siempre, puestos a elegir entre los males, el menor, que puede resultar el mejor.