sábado, 29 de septiembre de 2007

LA FRASE/002

Un momento de estupidez destroza los frutos conseguidos en años de inteligencia.
(M.V.)

LA NOTICIA/002

EL CONSUMO ABUSIVO DE ALCOHOL SE DISPARA ENTRE LOS JÓVENES. Un 31% de chicos y un 18% de chicas se emborrachan con la fórmula de beber mucho en poco tiempo.
Comentario
Exportamos alcohol e importamos fórmulas de beber. Se hacen las campañas más espeluznantes sobre los efectos del tabaco y los accidentes de tráfico (bien están) y se pasa de puntillas sobre las consecuencias catastróficas del alcohol. Seamos realistas de una vez: el alcohol es tan duro como la más dura de las drogas, sus efectos sobre la salud y sobre el cerebro son más catastróficos que otras plagas y las estadísticas se enmascaran en eufemismos médicos. Morirse a causa del alcohol está mal visto en una sociedad que lo integra como patrimonio cultural; no tengo nada en contra puesto que lo es, pero eso no justifica que se potencie su consumo y no se penalice su abuso. Es lamentable que los intereses económicos priven sobre la supervivencia de la especie como sucede con las emisiones de CO2. Es lamentable que se invierta más en banalidades destinadas a ensalzar nuestro orgullo patrio que en nuestra propia salud. Y, como siempre, cuando nos demos cuentas, será tarde.

EL PERSONAJE/002

DOS AZÚCARES AL DÍA
Papá, ¿qué es la solidaridad? Esta es la pregunta que me hizo hace unos días mi hija Candela. Candela tiene 4 años. Me presento: soy Juan, José o Antonio, o como quieras llamarme, eso no importa. Soy director de un centro de acogida para personas sin hogar de Barcelona. Por mi experiencia creía que tenía mil repuestas a la pregunta de mi hija. Pero con el tiempo me he dado cuenta que, entre muchas, hay una historia que define a la perfección el sentido de la palabra "solidaridad". Escucha, Candela, lo que te voy a contar. Es una historia tan cierta como tu sonrisa al despertar. No sé cómo se llama la señora. A mí no me importa, y a ella tampoco. Quiere permanecer en el anonimato y yo la respeto. Hace ya meses que, cada 15 o 20 días, aparece por el centro una señora de entre 60 y 70 años con una bolsa llena de azúcares. Viene a media mañana, los trae, pregunta por su contacto, los entrega y se va. Así cada 15 días, durante meses. Nadie sabe cómo se llama, ni de dónde los saca, y tampoco se lo preguntamos. Cada día en nuestro centro de acogida se sirven unos 75 desayunos para personas sin hogar. El azúcar que acompaña al café es el de nuestra voluntaria desconocida. Una mañana sonó el teléfono. Alguien preguntó por el responsable. "Soy yo", le contesté. Y a continuación me explicó la siguiente historia: "Mira, soy la señora que llevaba la bolsa de azúcares. Me encuentro mayor y no sé si podré continuar llevándolos. Vivo en una residencia para gente mayor. Cada mañana nos sirven el café con leche con dos azúcares y, cada día, unas amigas y yo guardamos uno de los dos azúcares en una bolsa, en un armario de mi habitación, para vuestro centro. No quiero que las responsables de la residencia se enteren, porque nos podrían quitar uno de los dos azúcares y perjudicaríamos al resto de los residentes. ¿Podría alguien venir a buscarlos? Os doy mi dirección y número de habitación pero, sobre todo, pido mucha discreción". Cuando se enteró María Teresa, voluntaria del centro, me dijo: "Hay que ir a buscarlos". Hablé con Francesc, otro voluntario, y le expliqué la historia. Aunque tiene su semana plagada de diferentes voluntariados, hizo un hueco. El sábado 23 de diciembre fui a trabajar. En mi mesa encontré una bolsa llena de azúcares y pensé en ellas. Mi niña Candela, ten por seguro que nada sabe tan dulce como la solidaridad.
Director anónimo de un centro de acogida

RELATOS... POEMAS... CUENTOS... 002

DORMIR EN UN CAJERO por Robert Bilbeny (La Vanguardia, 9-10-2006)
Si se presenta el dilema de escoger entre el derecho como cliente y el que puede tener un vagabundo que ocupa el cajero. ¿Cuál debe prevalecer?. Si el primero, el hombre se queda sin techo y el cliente con malestar de conciencia. Si el segundo hay que ir a un cajero más distante. No creo que sea ético formular una queja al banco (...). Entre su derecho a recoger dinero y el del otro a dormir, por falta de dinero, en estas condiciones, no hay comparación (...). Antes que clientes somos ciudadanos, y antes personas. Es duro disputarle a un vagabundo sus derechos y sus deberes, bastante tiene con apenas cubrir sus necesidades. Y es humano y ético fijarse ante todo en esto último. La Caixa, por ejemplo, no tiene una política al respecto, pero en invierno deja abiertos los cajeros automáticos para que los indigentes no estén a la intemperie. Qué menos, y aún hay otras entidades que ni eso. Un techo, aunque sea ajeno, y unos simples cartones, son de mayor necesidad y valor que una segunda residencia o un frigorífico repleto. El que ha pasado frío lo sabe bien. (...) Ojalá el problema que se plantea pudiera desaparecer, porque nadie tuviera necesidad de dormir en la calle a la buena de Dios. Pero, mientras, existe. No son vagabundos por voluntad, ni sin techo como parte del folklore urbano; son personas muy pobres y de vida desgraciada, que nos remueven la concienca y debe ser así. En cierto modo nos incomodan porque son el espejo de lo que nos podría ocurrir o nosotros o de lo que no soportamos que suceda alrededor. Las autoridades no son los únicos responsables de ayudarles con los servicios específicos. La sociedad es la responsable, y cada uno, en su pequeña dosis, también. No hay que mirar a otro lado, darse excusas para pasar de largo o decirle al niño que nos pregunta por aquella imagen terrible que es alguien que no está bien de la cabeza y pronto pasarán a recogerlo. Es una escena que nos interpela a todos. Tiene, además, su ironía el hecho de dormir al pie de la máquina que otros hacen servir para conocer el estado de su hipoteca o retirar dinero para el restaurante (...) Era un domingo por la tarde, a la vuelta de la esquina de la Gran Vía barcelonesa, estaba tendida en el suelo una mujer joven que parecía dormir. Entre su piel y la baldosa ni siquiera una hoja de periódico. Hacía calor, pero daba escalofrío verla. Nuestra obligación ciudadana es advertir a la autoridad de tal circunstacia, con ánimo de ayudar y no de quitarnos un mal sabor de boca después de la merienda. La caridad, palabra que muchos desconocen, no es una exclusiva del cristianismo. La justicia es deber de todos. El o la sin techo en un cajero no son un enemigo ni un bulto. Muchas veces podríamos preguntarles “¿Quiere que llame a alguien?". A diferencia de otros países, aquí se desprecia a los indigentes.

viernes, 28 de septiembre de 2007

EL BULO/002

Barcelona sufre un ataque nuclear (imagen). El incidente no paso a mayores, pues al producirse en los alrededores del mercado de Santa Caterina, el poder antioxidante de frutas y legumbres amortiguó el impacto.
Comentario
Como todo bulo, no hay que darle mayor credibilidad. Pero como todo bulo puede dar pie a reflexión. Cosas impensadas hace poco y que estaban anunciadas para suceder en décadas o siglos han acelerado su presentación y ya las estamos sufriendo. En este caso la naturaleza se ha aliado con la futurología y ha dibujado sobre nuestra ciudad una nube (nubarrón blanco pero impactante) componiendo una réplica de hongo atómico. Que todo quede en eso, en un bulo y una reflexión.

martes, 25 de septiembre de 2007

LA FRASE/001

A veces da la sensación de que los poderes públicos necesitan inventarse enemigos para hacer ver que nos protegen.
Joan Barril

LA NOTICIA/001


Bicis: tras una semana de aplicación de la ordenanza que las afecta, la controversia no lleva camino de llegar a buen puerto. Los medios de comunicación saturados de elogios y críticas.
Comentario
Que todos somos peatones (más o menos imprudentes) es una evidencia. Que casi todos hemos sido ciclistas (más o menos imprudentes) es una relalidad. Que muchos están motorizados con fueros propios es una necesidad desgraciada e inevitable.
Como peatón, oscilo entre la amabilidad de ceder espacio a los ciclistas a la irritabilidad (he dado con mis huesos en el suelo embestido por la espalda en una acera y he visto sucumbir a una pareja de anciados a la inconsciencia, en una calle peatonal y cuesta abajo, de un ciclista sin frenos y con delirios de funambulista "caballito").
Como ciclista he sido respetado por coches y camiones y respetuoso con los viandantes, sin negar que en los inicios de mi eterna juventud empotré la máquina en la entrepierna del alcalde de un pequeño pueblo a la salida de la misa mayor, con el consiguiente retortijón de aquel, mi dramático soponcio y e l regocijo de la oposición.
En definitiva, que todos somos víctimas y agresores. Que no nos queda más camino que el de la educación, la buena voluntad y paciencia en el tiempo de adaptación.
Pero los regidores del municipio se empeñan en echar gasolina a la hoguera de San Juan. Primero ponen, cuando el mercado ya estaba saturado, la plagabicing; ahora ponen las multas y por fin prometen -sólo prometen- las infraestructuras. Todo al revés y seguro que el invento habría funcionado. Si añadimos que la bicicleta se debería promocionar como medio asequible a pobres, chatarreros y trabajadores, el cóctel estaría servido. Barcelona no es Amsterdam y creo que la única solución al conflicto pasa por la buena disposición de unos y otros afectados. No por las multas (ver foto) y el indiscriminado alquiler a titubeantes turistas de histéricos reflejos. Aunque, claro, para el Consistorio, la pela es la pela... y para mí, mis costillas son mis costillas.

sábado, 22 de septiembre de 2007

EL PERSONAJE/001

COLLIN FARRE: SER RICO NO ES TAN GRAVE
Alegra encontrarse con casos como éste, que demuestran que vivir atormentado por poseer enormes riquezas se alivia ayudando a los pobres. Así lo hizo este actor irlandés que en el año 2003 escuchó en la radio que ofrecían un premio de 2.000 dólares a quien les llevara a un "sin techo". Él se acercó al primero que encontró en la calle y ganó para el indigente la recompensa. En el año 2007 volvió a encontrarse con el todavía desafortunado personaje y esta vez lo llevó de compras, renovó su vestuario y le proporcionó un piso para todo un año. Resalto esta actitud porque a mí me pasó lo mismo el año 2004 en Barcelona, cuando una persona desconocida me sufragó un piso/estudio en el centro de la ciudad equipándolo de los servicios más elementales (cocina y agua caliente, amen de mobiliario). En conclusión: que los ricos nos pueden porporcionar comodidades y los pobres podemos convertirnos en sus más eficaces psicólogos. No está mal el intercambio y todos saldremos ganando.

RELATOS... POEMAS... CUENTOS...001

FÁBULA DE LOS CIERVOS Y LA SOCIEDAD
Éranse una vez dos ciervos pobres, muy pobres. Sobrevivían, el uno de la limosna y el otro de la chatarra. Habían descubierto la amistad. Un día encontraron a otro ciervo pobre y solitario y le invitaron a unirse a ellos. Habían descubierto la fraternidad. Y así se fueron sumando otro y otro y otro, cada uno con su variopinta ocupación. Habían descubierto la solidaridad. Un día celebraron una fiesta con sus pobres medios. Habían descubierto la alegría. Hacían planes, casi siempre utópicos pero habían descubierto la ilusión. Iban donde querían, sin horarios ni jefes, parándose a disfrutar del sol y de las estrellas cuando les parecía. Habían descubierto la libertad. Dormían casi todos al raso, algunos en un ciervoalbergue y pocos, los más afortunados, en una ciervopensión. Cada día la tristeza de la soledad les iba abandonando y les invadía una paz que les llenaba de gozo. Habían descubierto la felicidad. ¿Por qué -se preguntaron- ahora que tenemos este saco lleno de valores preciosos no vamos a ofrecérselos a la sociedad? Parece que les faltan algunos, o todos. Así lo hicieron, pero la sociedad les humilló, les despreció, les insultó y les expulsó. Ellos, felices, volvieron a pasar la noche a sus ciervobancos del parque y sus ciervocajeros automáticos. A la mañana siguiente encontraron que la sociedad estaba arrasada y destrozada por el egoísmo, la envidia, la avaricia y el materialismo. La Bolsa de valores económicos se había desplomado y la bolsa de valores morales había pedido asilo en algún limbo remoto. Entonces la sociedad acudió a exigir a los ciervos sus preciosos valores. Y los ciervos les cantaron: “Moraleja: Si no sabes como salir y la vida te hace añicos nuestro consejo has de oir: hazte pobre y serás rico.”

miércoles, 12 de septiembre de 2007

LA FRASE/000

Nunca la persona llega a tal grado de perfección como cuando llena un impreso de solicitud de trabajo.
Anónimo

LA NOTICIA/000

El alcalde de Argenteuil (Francia) ha tratado de expulsar a los mendigos mediante el uso de un aerosol nauseabundo llamado madoror. Los empleados municipales se negaron a usarlo, pero lo facilitó a los comercios que sí lo hicieron. La intervención de miembros del Gobierno ha impedido que siga adelante.
Comentario
Avisados estábamos. El avance de los métodos represivos y de exterminación es imparable. Se empieza con los conejillos de laboratorio y se acaba con los seres humanos (naturalmente empezando por los mendigos) como conejillos de Indias; se sigue con alguna raza considerada inferior para acabar con la disidencia ideológica, intelectual y cultural. ¡Et voilá!, ya estamos listos para las cámaras de gas. Los peor es que la sociedad, como hace 70 años, se toma estos síntomas como pequeñas travesuras y traspiés aislados de algún político. Al tiempo. O reaccionamos pronto o dentro de pocos años nos estarán rechinando los dientes en alguna tunga, taiga, desierto o fiordo remotos.

EL PERSONAJE/000



FRANCISCO, LA NUBE
Sí, la nube, porque ver su cadencia al andar es la imagen algodonosa de un cúmulonimbo en movimiento. Francisco flota, serio, sentado o erguido. Es la bondad en estado de levitación. También sonríe cuando le hablas, cuando se sienta a mi mesa, siempre pidiendo permiso, para compartir alimento y poca conversación. Pero la nube Francisco a veces se ateza y lanza relámpagos y algún rayo. Es cuando le sale la vena de magistral sacador de voleibol, improvisado croupier de juegos de mesa o inagotable bailarín de cócteles discotequeros. Siempre dispuesto a prestar su imagen (hasta el extremo de llegar al embarazo, imitando a Pasqual Maragall), con la sonrisa puesta y la expresividad contenida, hasta que su nube amanece otra vez blanca, lene y seria. Con unos cuantos Franciscos podríamos activar la palanca que movería el mundo en la buena dirección. Aunque éste Francisco, si se lo propone, es capaz de hacerlo solo. Y es que la bondad y la nobleza no tienen fronteras.