(hasta, para, por Candel)
BARCELONA de 6 a 8 y de 15 a 17
Son las horas en que la ciudad bosteza y recobra un aire sosegado. Las horas en que el paseante accidental disfruta de las piedras del barrio gótico en calma monacal. Sólo proclives a la sorpresa y el colorido. Si tañe una campana, de los adoquines puede surgir cualquier embrujo, como unos payasos (¿?) silenciosos, bien confitados y en formación disciplinada. De algún contrafuerte puede aflorar el eco del primer cuarteto de un soneto, quizá inacabado, quizá disperso, quizá sin poeta:
xxxxx A veces de esta ubre Barcelona,
xxxxx urbe que es, dicen, de los prodigios,
xxxxx mana de algún rincón algún vestigio
xxxxx fantástico arco iris que es corona.
xxxxx A veces de esta ubre Barcelona,
xxxxx urbe que es, dicen, de los prodigios,
xxxxx mana de algún rincón algún vestigio
xxxxx fantástico arco iris que es corona.
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