No voy a enumerar aquí la interminable lista de comunicados —a manos de partidos, sindicatos, asociaciones y otros enjambres— que se emiten en estos señalados eventos por varias razones: porque es interminable, porque acostumbran a ser calcomanía de los del año anterior cambiando la fecha —a veces ni eso—, porque estoy casi convencido de que casi nadie los lee y porque a veces tienden a mezclar churras con merinas. Por ejemplo, este año el subscrito por UGT y CCOO, aludiendo a la solidaridad con el pueblo de Hawai y a la celebración del Año Europea contra la Pobreza. Me parece muy bien tan magnánima muestra de sensibilidad, pero cada cosa en su momento y con su contundencia (¿no?).
Respecto a las manifestaciones, tengo que expresar mi parecer de que han sufrido tal grado de falta de credibilidad, que los aludidos las observan con un rictus de menoscabo, los participantes van menguando en convicción y su quórum se va trasladando a la playa o la montaña.
Afortunadamente he dado últimamente con formas de presión mucho más eficaces. La ya mencionada en otra sección de cortar la complacencia sexual (propongo extenderla a lo gastronómico, lo higiénico, los cuidados infantiles y otras labores que parecen exclusivo patrimonio —¡qué curiosa denominación!— de las mujeres). Y la otra, la valiente actitud de un pequeño grupo de bomberos plantando cara a un nutrido grupo de próceres por el tema del incendio de Horta de Sant Joan, defendiendo su profesionalidad e imprecándoles su utilización sectaria, política y electoralista del tema. Espero que esta vez los parlamentarios cambiasen su rictus de menoscabo por un atisbo de vergüenza en forma de sonrojo.
Finalizo, sin puntualizar nada, con comentarios encontrados al azar sobre este tema.
Sobre el comunicado de UGT-CCOO:
“Uds. que vais a estar trabajando en el dialogo social, cuando habeis estado tocandoos los ........viendo aumentar las tasas del paro y os habeis comidos los mocos con Zapatero sin haber hecho una huelga general, y ahora haceis movilizaciones para que el nene no se enfade y os quite la subvenciones. Mentirosos y vividores, ya no engañais a nadie salvo unos pocos acuciados por la crisis.”
Pequeño rifirafe entre dos blogueros:
“Históricamente, la mujer no ha estado discriminada. Se tiene constancia de numerosas sociedades matriarcales.
Además, aunque es obvio que hombres y mujeres debemos tener los mismos derechos legales, no somos iguales, y por tanto nunca podremos estar totalmente equiparados. Por ejemplo, es mayoritariamente la mujer quien deja la vida laboral para dedicarse a la familia. Debe de existir libertad de elección tanto por parte del individuo como por parte de la empresa.
Me parece insultante que se aprueben leyes que discriminan positivamente a las mujeres, como si éstas no fueran capaces de lograr los mismos méritos que los hombres por sí solas. Creo que no debemos luchar por la igualdad, sino por la distinción. ¿Qué pasa si en una empresa se demuestra que hay un 100% de mujeres más válidas que los hombres? ¿Sólo debemos quedarnos con el 50% para que todo sea equitativo? ¿Y si es al contrario, si es el 100% de hombres más válidos? ¿En cualquier caso debemos quedarnos con un 50% de inútiles?” y Rudy Spillman contestó...
“Es verdad, en la historia han habido matriarcados. Entiendo que en aquellos casos se estaría cometiendo una injusticia en relación con los derechos de los hombres.
Creo que confundes dos temas. Somos distintos, eso es verdad. Un ejemplo está dado por los deportes. Nuestra distinta fisiología nos obliga a separar por géneros las competencias. Pero sí debemos luchar por la igualdad. La referencia es a la igualdad frente a la ley. En tu ejemplo sobre la empresa todos debieran tener igualdad de posibilidades y los inútiles quedarían fuera si así lo determina la empresa, fuesen hombres o mujeres. Y a eso se le llama igualdad ante la ley. Que la mujer decida quedarse en su casa y criar a los hijos (como era tan común antaño) o dedicarse a empresaria y derivar los críos en otras personas, es y debe ser una estricta decisión de ella o de la pareja, con la que cada uno de nosotros podrá estar de acuerdo o no. De hecho, hoy día es común ver al marido atendiendo los quehaceres de la casa por diversos motivos, y la mujer trayendo el ingreso al hogar. A la mayoría no nos apetece esta situación pero a veces se da.
"Equitativo" no significa que todo deba ser igual sino que todos posean las mismas posibilidades. Y esto es lo que se le ha cercenada durante tantos años a la mujer. Tu debes saber mejor que yo lo que sucedía, por ejemplo, en España, en los años de Franco, en que ni siquiera una cuenta bancaria podía tener la mujer y necesitaba la firma de su marido ante cualquier trámite. Ni que hablar de lo que aún sucede en los países islámicos.”
Y el mejor broche a cargo de Maris Bustamante:
"Cuando los hombres hablen de su condición desde la masculinidad y develen sus diferentes roles, género, prejuicios y mitos, y las mujeres lo hagamos también, nos vamos a reencontrar en una situación no sé si mejor o peor, pero sí más interesante que la actual."
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