martes, 16 de febrero de 2010

PARÁBOLA DEL SUICIDA / EPÍLOGO DE ESPERANZA (I)

O aire puro da mañá procrama
o seu dereito a entrar en cada casa.
                    —Celso Emilo Ferreiro—


Dedicatoria

para los Niños sin lógica
—poema de liberación—
que transportan arena desde lejos.

y a los Hombres sin arena
—ojos de niño—
que transportan liberación desde la lógica.

Aviso

pero... ¿qué os voy a contar a vosotros,
sensibles sólo a poemas
de amor y de batallas?

Introducción

Agradezco que en algún lugar del Tiempo existan mis compañeros. Ellos viven en una nube iluminada por un epílogo de esperanza. Y nuestro será el reino de la Luz.
Recuerdo y paz para la Legión de Poetas precursores —Machado, Neruda, León Felipe— que inmolaron su vida y su palabra para mostrarnos el camino del reino de la Luz y el sabor el epílogo de esperanza.
Paz y Amor para los oprimidos, locos, asesinados y desesperanzados que no cotizaron su sangre en el mercado del Mundo. Ellos no conocieron el epílogo de esperanza, pero nos esperan en el reino de la Luz.
Acusación y Condena para aquellos que comercian con el Hombre y con el Verso. Para los gobernantes que asesinan a los pueblos a causa de su sed de poder. Porque a ellos se dirigirán las iras de los Poetas y de los Suicidas cuando despierten al epílogo de esperanza. Ellos nunca gozarán del reino de la Luz.
Luis Miguel Moreno


Prólogo para el poeta Luis bajo el templo de las viejas maldiciones
por Carlos A. Acevedo

Tú…
Diseminado y construyendo fuegos.
Transformando espirales
Pirámides
Y ecos…
Fatalidad.
Destino.
Alegremente te estiras como un campo
Solicitando
Riñas con el viento
Moldeando en el silencio
Otras angustias…
Cuando echas de menos la
Ciudad —el trozo de un camino—
O tu pueblo natal —el primer grito—
Te crece la alegría
Como un racimo
Que nunca se ha escapado
Desde el vientre materno.
Desde allí
Viene tu corazón amarillo
A fabricar su flauta.
Cuando la risa no te lleva más lejos
Te enarbolas
Un mundo
Donde nunca persiste el paso de las culpas.
Silencioso,
La cascabel…
¡El dardo!
Saltas por el abismo de otros ritos.
Navegando palabras
—¿Adónde vas camino? —
Fluyes por la vertiente la tu voz.
Allí
     el clarín
          se estira
¡Ira! ¿Ira?
—Y la sangre se estira—
Restituyendo luz al campo
De batalla…
Otra vez el comienzo…
¡La misma maldición!
Agotando espirales
—Aladas cortesanas—
Pirámides que llevan
Como un axioma
A repetirse siempre
En cada negación
Y término
Y nacimiento
Y muerte
Y eternidad… (¡Poeta!) ¡Amén!

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