Resulta que en marzo del año del Señor del 2000, el Consejo Europeo se reunió en Lisboa para reconocer—parece que no se habían dado cuenta antes— que el nivel de pobreza y exclusión social en sus feudos era inaceptable. Y consideraron oportuno —ellos dijeron «crucial»— conseguir en diez años la cohesión social, fijándose como fecha límite el año 2010. Ocho años le costó al Parlamento Europeo sacar la cuenta de que cerca de 80 millones de súbditos (de ellos unos 20 millones de niños) vivían en lo que yo llamo síndrome TLP (Traspasando el límite de la pobreza) y decidieron, entre cafelito y canapé y desde luego sin sufrir ningún retortijón en la sesera, declarar el 2010 Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (de mayúsculas andan sobrados).
(Inciso 1: desde pequeñito no he entendido nunca esto de dedicar años a algo. Como si esos «algos» —la mujer, el niño, los linces en vías de extinción, los afectados de trastornos varios, los estorninos subsaharianos, la reserva natural de Matalascabrillas y un largo etcétera— no existiesen el resto de los años y tuvieran la misma problemática).
Con tal objetivo se fija una partida presupuestaria de 17 millones de euros.
(Inciso 2: a mi entender, yo que uso la cuenta de la vieja para administrar la economía y la regla de tres para precisar las cifras, me da el resultado de que si esos 17 millones son a repartir, tocaría a unos escasos 22 céntimos per capita pauperrimus; y si son para infraestructuras o habilitación de viviendas les llegaría como mucho para edificar un anexo a las casitas de chocolate de Soria con capacidad para unas veinte familias.
Pues bien. Nos plantamos en el 2010 y la Conferencia Europea celebrada en Estocolmo (el 2009, supongo que entre más cafelitos y canapés) decide aplazar hasta el 2020 los objetivos fijados —¿no sería más realista fijarlos sine díe?— ya que, según la Unidad de Asuntos Sociales, «la estrategia ha de ser más realista y ajustada a la situación actual». Pero, y aquí viene la purulenta paradoja, se mantiene el 2010 como celebración del añito de marras.
(Inciso 3: me suena a rechifla el término «celebrar» que, aunque sea académicamente correcto (conmemorar, festejar una fecha, un acontecimiento), me suena a jolgorio festivo, cuando sería más discreto decir «dedicado a…» por aquello de no herir la sensibilidad del vulgo.)
Y aquí se inicia la busca (que no captura) de culpables —como dicta la sabiduría popular “ante un problema es más fácil buscar un culpable que una solución” —. Para pagar el pato se sacan del armario los consabidos y manidos argumentos de siempre: que si la crisis, que si el repunte del paro y la exclusión financiera traducida en estreñimiento de hipotecas y créditos al consumo, llegando a la conclusión, ya avanzada por Perogrullo, de que “una vez las personas llegan a pobres, es muy difícil que salgan por ellas mismas de esa situación”.
(Inciso 4: ¿es que los que ostentan y hacen ostentación del poder y del Gobierno, son incapaces de imponer la flexibilización del apoyo financiero a iniciativas sin capital y casos de flagrante riesgo de la existencia física?)
Es decir, que esto de ir de década en década y de oca a oca no es de recibo. Propongo celebrar una Conferencia Mundial sobre el tema para agotar los excedentes de cupo de cafelitos y canapés citados.
(Inciso final a título de curiosidad: ¿cuánto cuesta, en tiempo y dinero, la construcción de un cazabombardero?, ¿cuánto tiempo lleva una intervención inmediata —la palabra lo dice, «un ratito»— para repeler o intervenir en asuntos de seguridad presuntamente nacional? Ya se que dirán que mis argumentos parecen sofismas, pero no me parece mal usarlos para combatir el mayor vivero de sofistas que constituyen los foros parlamentarios. Además, los sofismas vox populi acaban convirtiéndose en dogmas).
En resumen, y por razón de pundonor, sugiero que nos limitemos a celebrar nuestros respectivos cumpleaños que son la única fecha certera e irreversible.
3 comentarios:
Esto sí que es buen artículp!
en esto de la pobreza hay muchas
tinieblas
hacen cda vez mas montajes con la pobreza en la tela hacen una burla
de los indigentes porque unos famosos de antena 3 se disfrazan de ellos quieren sacar provecho de la pobreza
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