jueves, 14 de febrero de 2008

MI ANÓNIMO PREFERIDO/011

(Se lo tomo prestado a Olga, enterándola de que los anónimos no están sometidos al dichoso canon digital.) "Que pienses que soy alcohólico desde mis primeros biberones, me duele. Que pienses que duermo en la calle por voluntad y que ya en la guardería manifestaba deseos de estar sin techo, me duele. Que pienses que soy el único responsable de la situación en que me encuentro, me duele. Que pienses que no merezco nada de nada, me duele. Que pienses que no tuve mis buenos momentos ni que a veces me muero de nostalgia, me duele. Me duele, me mata tu indiferencia. Pero más me duele mi propio presente y ojear un futuro estrecho."
Reflexión
Como bien dice, su anónimo preferido es brutal. Es brutal que haya gente (y no poca) de toda ralea y condición que piensa así. Es brutal apreciar como incluso los que en su día estuvieron cerca, cuando la balsa era de aceite, se han pasado al bando de los del “él se lo ha buscado”, “está así porque quiere” y otras lindezas. Es brutal que esos inconscientes o desalmados nos pretendan crear un sentimiento de culpa que en nada nos ayudaría. Es brutal que haya gente que simula no pensar así, pero lo practica. Es brutal darse cuenta, con mucho dolor, que vivimos en una sociedad brutal que sólo busca brutales desenlaces. Es brutal para los que buscamos la comprensión, la tolerancia y un puñado de manos que nos aúpen a una convivencia más armónica. Amigo anónimo, te tiendo la mía porque, como a ti, tanta brutalidad me duele. Y mucho.

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