miércoles, 2 de enero de 2008

LA COLUMNA/009

HIBIERNO EN NAVIDAD

Y no porque sea invierno, sino porque desde hace años, cuando llegan estas fechas, me sumerjo en una especie de convulsión, ilapso, marasmo y centrifugado interior. Es decir, hibierno sin dejar de sentir y observar, pero sin opinar ni exteriorizar... hasta que cambia el año. Más vale, porque también me entristezco y lo digiero en soledad. No quiero empañar a los demás su felicidad de plastilina, sus propósitos de incumplir los propósitos, sus palmotazos y risotas de empresa ni su diarrea eurótica que, incautos, llorarán cuando compacten las nieves.

XXXLo siento, no quiero amargar a nadie pero reclamo mi derecho a recluirme en mis recuerdos y, como mucho, comunicar con algún místico de ultima hornada, algún paria-artista colega en mi actitud y algunos hombres de verdadera buena voluntad.

XXXSobre todo me pregunto, y mucho, si se sabe que celebramos el nacimiento de un individuo llamado Jesucristo que creo que vino precisamente para que evitásemos llegar al punto en que nos encontramos. Sin catastrofismos, aplico últimamente el dicho de “mas vale prevenir...” para evitar que el llanto de hoy se convierta en rechinar de dientes de mañana. Habrá quien piense que escribo esto por algún resquemor oculto o alguna lacra sentimental. En absoluto. Pero cuando se pulverizan los tópicos como en estas fechas, alguien tenía que dar la nota. Y me ha tocado.

XXXPor no caer en el tópico no he hablado de hedonismo, consumismo y otros istmos que comunican las penínsulas Desencanto y Depresión. Por eso me reafirmo en mi religión de desear alegría, esperanza, diálogo, tolerancia y amor, mucho amor, para cimentar una lengüeta de tierra que una los continentes Futuro y Esperanza. Para evitar que el ingente patrimonio que es el hombre se convierta (pasamos a la publicidad) en patrimonio del Corte Inglés.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y por qué tendría que parecerme desacertado esto que sientes y escribes? Cada vez me siento más lejos de lo políticamente correcto y de las buenas intenciones. Que cada uno haga con lo que quiera y deba, lo que pueda. Con uno mismo y con los demás. Y creo que sólo a partir de aquí, nos podemos desear de corazón, el amor y tener un buen día.
Un abrazo, guapo.

frilanser dijo...

Miguel,
he estado echando una ojeada a tu blog y me gusta bastante, escribes muy bien, felicidades. Por supuesto, tu experiencia personal lo hace además muy especial.

En cuanto a tu opinión, es legítima y además la comparto. Si la única manera de no amargarse es cerrar los ojos ante la realidad, como se hace a menudo, entonces mejor ser políticamente incorrectos. Creo que es perfectamente compatible una Navidad con algo de gasto extra, algunos regalos, una comida especial, con una Navidad en la que también aprovechemos, no para amargarnos por lo que nos gustaría que no fuera, sino para hacer algo para arreglarlo. Aunque para empezar sólo fuera reflexionar sobre ello y admitir que existe, que sería un gran paso tal y como está el patio.

Intentaré seguir viniendo por aquí, con interés de ver qué más cuentas y opinas.

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu comentario.

¡Claro que sí, señor Virto! Entiendo y comparto tus sentimientos resurgidos durante estas fechas.

Me ha encantado lo de la felicidad de plastilina. Y permíteme añadir algunos adjetivos más para nuestra felicidad navideña: forzada, obligada.... y es que a veces dá la sensación que durante esta época todos hemos de ser muy felices. Y es eso lo que más me irrita. Como si de golpe, el mundo completo se haya convertido en una burbuja en la que todo es de lo más lindo y maravilloso. ¡ah! y no olvidemos que es ahora, en estos días, cuando la solidaridad y el pensar en los otros está más presente. ¡anda ya! ¿y el resto del año qué?

En fin, no sigo.....

Un abrazo Miguel y feliz año (de corazón)

AS

Anónimo dijo...

Por cierto, hoy no es Navidad,y sigo sintiéndome solidario ( pero no veo la tele ). Me estará pasando algo raro?