domingo, 2 de diciembre de 2007

LA FRASE/008

(a, ante, bajo Candel)
Un problema puede ser pasajero, y se esfuma; enquistarse, y se extirpa. Pero nunca puede evitar a su inseparable compañera: la solución. Si no, no sería un problema. (M.V.)

SANOLVIDADO DE...008

(cabe, con, contra Candel)
15/11: Evodio, Escutario, Armentario, Macuto, Leotadio, obispos; Abibo, Segundo, Fidenciano. 18/11: Bárula, Esiquipio, Carterio, Oráculo, confesor; Odón, Teofredo, María Gabriela de Hinojosa Naveros y compañeras beatas que murieron en la guerra civil. 19/11: Crispín, Cado, Totón, Exuperio. 21/11: Gelasio I, papa; Pápolo, obispos; Basilio, Auxilio, Saturnino, Celso, Honorio, Demetrio, Heliodoro, Eutiquio, mártires; Digain, rey; Columbano, monje. 22/11: Filemón, Columbano, Agapión, Sisinio, Agapio. 26/11: Silicio (felicidades Ferran), Magnancia, Básolo. 27/11: Ntra Sra. de la medalla Milagrosa, Acacio, Apolinar, Barlán, Josafat, Desiderio. 28/11: Quieta, Acario, Manselo. 29/11: Bodbobo, Iluminada, Filomeno. 30/11: Cástulo, Maura, Euprepes, Troyano. XXX Para más información ver… Estrella.

LA NOTICIA/008


(de, desde Candel)


ARRELS ABRE EL LLAR PERE BARNÉS

Pere Barnés era un payés que dormía en la calle. Rehusaba las ayudas hasta que voluntarios de Arrels le convencieron a aceptar una plaza de albergue. Murió a los tres días con 56 años. De ahí el nombre del nuevo edificio que el día 28 abrió sus puertas en Poble Sec (c/ Puig i Xoriguer, 14) de Barcelona. Treinta plazas destinadas a casos derivados de los que ya atendía la fundación y casos de emergencia. El edificio de 4 plantas con habitaciones individuales, una sala de ocio y un comedor de tres servicios diarios. Ha sido posible gracias a una donación de la Compañía de Jesús de 1991 y la colaboración de la Fundació Félix Llobet, la Obra Social de Caixa Catalunya y la Obra Social de La Caixa. Al acto, presentado por el director de Arrells, Salvador Busquets, asistió el Alcalde de Barcelona Jordi Hereu.

LA COLUMNA/008


(en, entre, hacia Candel)

SEGUIRÉ RESPIRANDO CANDEL

No te conocía ni te había visto nunca, te leía a salto de mata y poco más. Sólo sé que en mis primeros escarceos con Barcelona, antes de instalarme definitivamente (hace veintitantos años), cuando enfilaba la Diagonal desde la meseta castellana, respiraba mis dos únicos referentes de la ciudad: que en ella residía mi novia y palpitaba un tal Paco Candel. Nada sabía de parnasos en los que moraban Pla o Espriu, ni de espirales en que revoloteasen Gaudí, Picasso, Dalí o Miró. Tápies y la Fura me sonaban a soslayo contemporáneo. Sólo respiraba en el poso de un tal Francisco, reciente en mí mi estancia en las tierras de Valencia, Cuenca y Teruel, en cuya encrucijada reposan los enclaves de Casas Altas y El Rincón de Ademuz (¿te suenan?). Seguía pensando que los otros catalanes eran unos catalanes raros y distintos, sin reparar en que yo me convertiría en uno de ellos.
XXX Así seguí, sin conocerte ni verte ni casi leerte (nunca avisabas cuándo ibas a escribir) pero siempre sintiendo tu aliento cuando traspasaba mi exilio del Eixample al lugar en que la ciudad cambia su nombre. Sí que era consciente de pertenecer, recién llegado, a esa juventud que aguardaba el fogonazo de la oportunidad que la imanaba a Barcelona. Y con los años, ya asentado, me enteré de que andabas de puntillas por las puntillas de la política de Entesa y por los vericuetos de las concejalías de Hospitalet. Me quedo con lo de que (Ramon Noró dixit) ni siquiera tu paso por la política te estropeó como persona. Y con más años ya, peinando una barba tan cana como la tuya hace otros tantos años, he sufrido viendo hacerse añicos los paisajes a mazazos de la indolencia social que mataba hombres. ¿Premios?, pocos y tarde; te imagino viendo oropel en el oro de la Generalitat y esquirlas de papel en las bibliotecas de la Zona Franca porque (esta vez lo dixit Arturo San Agustín) tu problema es que eras buena persona y eso nunca favorece al escritor.
XXX ¿Qué más?, ¿intuirte de paseo con Maruja Martínez de un brazo y del otro Joana Garcés, espoleando dos criaturas que ya empiezan a vislumbrar que ser obrero no es ninguna ganga?, ¿intuirte a ti mascullando, a su zaga, que ser Paco Candel tampoco es una bicoca? Te intuyo y te respiro, jadeante en la paradoja franciscana de la fragilidad fortalecida, convencido de que hemos paseado paralelos (es decir, condenados a no encontrarnos ni en el infinito), tú por tu proletario enclave de la Marina y yo por mi burguesa calle Marina, pensativas centrifugadoras de la tristeza propia y de la ajena.
XXX Un aire (debe ser sólo eso, una brisa) cacarea que te has muerto. Imposible. Si ni te conocía, ni te había visto nunca, ni apenas te deletreaba (por eso he desdibujado burdamente tu retrato), es imposible que eso que llaman muerte, puñetera y envidiosa y corrosiva dama (epítetos me auxilien), se haya apoderado de tu rabia. Que rabia y estímulo son, compañero charnego, tu combustible y nunca se apagan. Por eso yo, con mi estímulo y mi rabia, cuando trasiego de la Diagonal a la meseta y de la meseta a la Diagonal, sigo respirando Candel.

EL PERSONAJE/008


(hasta, para, por Candel)

BARCELONA de 6 a 8 y de 15 a 17

Son las horas en que la ciudad bosteza y recobra un aire sosegado. Las horas en que el paseante accidental disfruta de las piedras del barrio gótico en calma monacal. Sólo proclives a la sorpresa y el colorido. Si tañe una campana, de los adoquines puede surgir cualquier embrujo, como unos payasos (¿?) silenciosos, bien confitados y en formación disciplinada. De algún contrafuerte puede aflorar el eco del primer cuarteto de un soneto, quizá inacabado, quizá disperso, quizá sin poeta:
xxxxx A veces de esta ubre Barcelona,
xxxxx urbe que es, dicen, de los prodigios,
xxxxx mana de algún rincón algún vestigio
xxxxx fantástico arco iris que es corona.

EL DEBATE/008

(según, sin Candel)
Enrique Richard (“Con cartones por la calle”) contesta a Miquel Julià (“Todo el tiempo del mundo”) xxx ¿Sabes lo que más me indigna de todo esto? Que muchos de los que se dedican a la exclusión en los servicios sociales no se creen que el vivir dignamente sea un derecho como lo es la educación o la salud (ver, si no, la polémica del Bendito dedo). Y entonces, este derecho que, como tal, sería intocable, muchos servicios sociales lo utilizan como moneda de cambio. Como un regalo que yo, que tengo la sartén por el mango, lo utilizo para que tú te comportes como te has de comportar, porque, si no, te quito el regalo que te estoy haciendo. Y así los elementos que les dan y que les deberían servir para lograr su autonomía (sin prejuicios), se convierten para el excluido en la espada de Damocles que en cualquier momento le puede devolver allí de donde salió. No se permite la equivocación o el uso incorrecto o el comportamiento altisonante. xxx Cualquier hijo de vecino tiene derecho a equivocarse y a ser bueno o a ser malo; pero, ¡claro!, el hijo del vecino se gana las habichuelas, el excluido, no. A los excluidos les damos las habichuelas como reclamo para que se integren; pero si no se integran tenemos todo el poder del mundo para quitárselas. ¿Eso es lo justo? ¿Es eso creer en el derecho a vivir dignamente si resulta que para ganar este derecho debe demostrar que se lo merece? xxx Yo no soy profesional, no sé cómo se ha de hacer, pero ¡nunca puede ser que nos erijamos en jueces de los derechos del otro! Si es así, nos equivocamos. Habrá que exigirle al profesional que busque otras alternativas y, ¿por qué no?, hacerle admitir que nadie es perfecto (ni tan siquiera nosotros), pero que los derechos no son moneda de cambio. Y el derecho a vivir dignamente -como el derecho a la vida-, mal que en ocasiones nos pese, lo tenemos tanto los buenos como los malos, el que es justo como el que no lo es, el que es honesto como el falso, el que es honrado como el que roba, el que utiliza bien sus recursos como el que los dilapida… xxx El hacer este derecho intocable seguro que hace más difícil la faena al profesional en su trabajo hacia la autonomía de la persona excluida, pero es entonces, que cobra todo su sentido “los setenta veces siete” y “el todo el tiempo del mundo” de Arrels.

HUMOR/008


(so, sobre Candel)

I RECITAL DE CHISTES RELIGIOSOS

El Centro Unesco de Catalunya organizó el día 22 de noviembre un recital de chistes sobre religión con participantes de las cinco mayores confesiones: un religioso judío, un sacerdote católico, un protestante, un maestro hindú y un místico musulmán. La idea surgió en una cafetería cuando un judío, un musulmán y un cristiano, haciendo chanza de sus respectivas religiones, aceptaron la propuesta de Francesc Torradeflot de hacerlo en público como demostración de la fuerza del humor como medio de acercar religiones. El presentador del acto, Juan José Tamayo, lamentó el poco sentido del humor de los gestores de las grandes religiones y el musulmán Barcenas, director del Instituto de Estudios sufís de Barcelona, cuando le invitaron a participar, pensó que: “por fin me invitan a algo serio”. Jorge Burdman, ayudante de rabino resaltó la sensibilidad de las religiones ante el humor que proviene de otras: “si un judío hace un chiste sobre judíos, no pasa nada, pero si lo cuenta alguien que no es hebreo, entonces es un antisemita”. Algo así pasó con las caricaturas de Mahoma. Los presentes se lamentaron de esta sensibilidad aunque, de momento, evitaron meterse con las otras religiones.

Reflexión

Todo se andará. Me rondaba hace tiempo la idea de escribir algo contundente sobre el humor como terapia primigenia ante los males físicos y los espirituales. Esta noticia sirva de aperitivo máxime teniendo en cuenta que el escenario del ágape se centra en una de las fortalezas más inexpugnable de la intolerancia: las religiones. Si la costumbre se extiende a otros ámbitos de las conductas sociales se habrá dado un gran paso en la resolución de conflictos y carencias. Añadida esta terapia a la ya comprobada de la sonrisa y la indiscutible de la buena fe tendremos en la punta de los dedos las metas propuestas.

RELATOS... POEMAS... CUENTOS... 008

(tras Candel) QUIERO
por Jorge M. Bucay (del blog de Bubú)
XXXXXXXXXXXX Quiero que me oigas, sin juzgarme XXXXXXXXXXXX Quiero que opines, sin aconsejarme XXXXXXXXXXXX Quiero que confíes en mí, sin exigirme XXXXXXXXXXXX Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí XXXXXXXXXXXX Quiero que me cuides, sin anularme XXXXXXXXXXXX Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi XXXXXXXXXXXX Quiero que me abraces, sin asfixiarme XXXXXXXXXXXX Quiero que me animes, sin empujarme XXXXXXXXXXXX Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí XXXXXXXXXXXX Quiero que me protejas, sin mentiras XXXXXXXXXXXX Quiero que te acerques, sin invadirme XXXXXXXXXXXX Quiero que conozcas las cosas mías que más te XXXXXXXXXXXX XXXXX disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas XXXXXXXXXXXX Quiero que sepas, que puedes contar conmigo.