sábado, 17 de noviembre de 2007

LA COLUMNA/007

MADUREZ
No hace mucho alcancé la nada despreciable --¿cómo iba a despreciarla si me es inevitable convivir con ella?-- edad de 53 años (que, según mi personal e interesado sofisma logarítmico, implica que dentro de un año celebraré mi centenario, ya que haré 54; teniendo en cuenta que nací en el 54, la diferencia me da 100 o 0; como el segundo caso es imposible, dado mi aspecto, prevalece el corolario del centenario). Para lastrar más la osteoporosis de mi ánimo leo que uno de mis referentes --no recuerdo ahora si Pernau, Barril, Monzó, Trallero o ninguno de ellos-- cumplió sesenta, llegando entre otros axiomas a la conclusión de que el problema a nuestra edad no es que las mujeres no nos miren, es que no nos ven. xxxxHasta aquí lo meridianamente claro; ahora viene lo peliagudo: los que nos movemos en el segmento de los más o menos cuarenta a los más o menos setenta, ¿en qué edad estamos?. Porque a cada lapso entre años se le puede encontrar una denominación cabal. Los niños en la infancia, los mozalbetes en la adolescencia --conjurada la peyorativa “edad del pavo”--, los jóvenes en la melódica juventud --cada vez más duradera a tenor de los procesos de emancipación--, los ancianos (no el malsonante “viejos”) en la vejez (biensonante) y los difuntos en los tránsitos poéticos de “paz”, “descanso”, “gloria”, “mejor vida” o el más prosaico de haber agotado los puntos del carné. ¿Y nosotros? Tras una minuciosa encuesta hecha a bote pronto (desechado el incalificable “carroza”) sólo aparece un término probable: la madurez. xxxxSe me disparan las alarmas y me inunda el desasosiego. ¿Nosotros maduros? No me gusta en ninguna de sus acepciones. Me siento como un producto a punto de caer –mal asunto--, listo para ser devorado –nefasto final--, condenado a la podredumbre --estúpido remate-- o con inminente vencimiento de la fecha de caducidad. Me niego, ¡ahora que estamos en plena eclosión de nuestras facultades!, a sufrir el trauma del “ni chicha ni limoná”. Sopeso la alternativa de “edad media” pero inmediatamente caigo en la cuenta de que conlleva instalar al niño en la prehistoria y al anciano en el maremágnum de naves y efectos especiales espilbergianos que conforman el futurismo (para escarnio de párkinson y artritis varias). ¿Edad cabal?, tampoco me gusta mezclar lo cabalístico y lo deslavazado. Y menos segunda juventud que, futbolísticamente, nos situaría en categoría inferior a la primera y en un inmerecido peldaño por encima de la tercera. En definitiva, todo medias tintas. xxxxVienen estas reflexiones a que un día, como colofón a mi desayuno de leche y madalenas, la lectura de la prensa me produjo una fuerte desazón. Leí, en pocas páginas, que tal país estaba maduro --¿a punto de caer?--, tal político estaba maduro --¿filete con tesitura de suela de zapato?--, tal legislatura entraba en la madurez --¿presagio de la podredumbre?-- y que tal o cual tratados o pactos estaban maduros --¿sólo iniciados ya viciados y a punto de caducar?--. xxxxSalí a la calle a desdesazonarme y me encontré un otoño maduro y gélido, árboles de hoja caduca maduros y desnudos, hojas caducas amontonadas y muertas esperando la pira funeraria del barrendero. Una mañana, en definitiva, de castañas y no de castañuelas. Busco, cual torero, una alternativa y una oportunidad para superar este complejo de chirimoya flambeada. ¡Ánimo, comentaristas! Os estaré maduramente agradecido.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

He leido con atención tu magnifica reflexión sobre el paso de tiempo, que es lo mismo que "hacer" años, que no es sinonimo de cumplir. Cumplir es cumplimentar. Atender (con esmero) una función, pero nosostros aspiramos a "hacer" tiempo y a aprender que lo que antes era exacto ahora no encuentra su sitio y que los días se van volando como una luz perdida. Para los que hacemos años, todo es nuevo y a la vez conocido. El sol claro-luciente que a su puesta muere. Que nunca nos vamos poque jamas hemos estado. Arrodillados sobre tantos días perdidos, contemplamos nuestra vida como una ciudad lejana. Nos culpamos de todo y no amamos "casi" nada. Pero caminamos erguidos y orgullosos de nuestras canas, de nuestro saber, que es no saber nada. Caminamos por ventilar nuestras ideas, que algunas veces suenan a tambores de guerra y solo son piedras en el alma.
Tengo 62 años he intento invertir los números que quedan en 26, pero inevitablmente me digo:
¿ Quién nos calentara la vida ahora que se no quedo corto el abrigo ? ¿ Quién nos dara para comprar castañas ? Me sale humo del corazón se me mojo la leña" Claudio Rodriguez.

Hermano, hay que arrimar el alma. Ir por la calle con pie casero y llano porque cada día amanece sereno y claro

Un mujer

Anónimo dijo...

Siempre tuviste facilidad de palabra y tu vida la has pasado engañando a los que te rodean. Veo que no has cambiado. Ahora tienes un lugar para expresate, pero no dices la verdad. Mientes, mientes y mientes. Pero a mi no me mientes.
Los años adquiridos ¿no te han enseñado a ser responsable de tus obligaciones de padre? Te has prdido su infancia y adolescencia simplemente por tu falta de responsabilidad.
La cara se les cae de vergüenza cuando te ven pedir, cosa que tú sabes no es necesaria. Has tenido tantas oportunidades. Las has dejado pasar.
No dudo que haya personas que la vida les ha dado de lado, pero tú no estás entre ellas. Si estás en la calle es porque quiers.
Me dan lástima tus hijas

Tu exmujer

Anónimo dijo...

Querida exmujer de este exmarido, el que aquí se expresa, con facilidad de palabra o con dolor por la lucha. Yo no soy quien para juzgar a uno o al otro, no soy quien porque no conozco ni al uno ni al otro. Pero me creo en derecho de hacer una observación:
No se puede tachar de mentiroso a un hombre que en estas paginas no expresa situaciones personales, solo escribe reflexiones y observaciones vitales, en las cuales no ataca a nadie ( en todo caso se ataca a él mismo ).
Querida ex-mujer, el odio es un mal amigo, avergonzarse de alguien no ayuda a nadie. ¿ Por qué no cambia de punto de vista? Pensando que lo que hace su ex-marido es "una opción personal" y que si no ha sido responsable con sus hijas, puede que sea solo " un punto de vista" de usted, puede que no le hayan dejado ser responsable, puede que no haya podido vivir en una casa de "opresión", pueden ser muchas y muchas cosas. En cualquir caso dejemos "respirar" a Miguel con sus palabras

Anónimo dijo...

Dios mio ¡¡¡ me hago cruces de lo que expresa la "exmujer", rezare por ella.
Muy adecuada las respuesta de la Señora anonima.
Animo Miguel que nada ni nadíe te haga callar.
Arturo